Cuando el Tunkuluchú canta el hombre muere

(15 2023) Leyenda maya. En la zona maya vive una ave misteriosa, siempre anda sola y vive en las ruinas. Es el Tunkuluchú o tecolote que hace temblar al indígena maya con su canto, se dice, que cuando entona su canto anuncia muerte. Algunos dicen que por maldad otros porque al Tunkuluchú le gusta pasearse en los cementerios en las noches de ahí su gusto con la muerte. Y no falta quien dice que una bruja, al morir se convirtió en Tunkuluchú.

Hay una leyenda que cuenta, que el Tunkuluchú era considerado el más sabio del reino de las aves. Por eso los animales del reino iban a buscarlo por consejos y todos lo admiraban por su conducta prudente y seria.

Un día el Tunkuluchú recibió una misiva, en la que se le invitaba a una fiesta en el palacio en el Reino de las aves. A él no le gustaban las fiestas pero ese día fue. No podía rechazar era una invitación real. Se puso sus mejores trapos y asistió.

De inmediato le dieron el lugar más importante y le ofrecieron los platillos más deliciosos, junto con balché, licor maya. Pero el tunkuluchú no estaba acostumbrado al balché y apenas bebió unas copas se emborrachó. Lo mismo ocurrió a otros invitados que convirtieron la fiesta en puros chiflidos y risas escandalosas.

Entre los más chistosos era el Chol, quien adornó su cabeza pelona con flores y se reía a carcajadas cada vez que se topaba con alguien. En cambio la chachalaca que era muy ruidosa ella estuvo callada. Cada ave quería ser la más graciosa y sin querer el Tunkuluchú le ganó a todas. Estaba tan borracho que se puso a decir chistes mientras bailaba y daba vueltas en una de sus patas, sin importar que se cayera a cada rato. En ese relajo estaban cuando pasó un maya latoso. Al oír el alboroto que hacía las aves entró a la fiesta dispuesto a molestar a los presentes. Y claro que lo hizo también se emborrachó con  balché.  El maya empezó a reírse de cada ave y pronto le llamó su atención el Tunkuluchú. Sin pensarlo, corrió tras él para arrancarle sus plumas, mientras el ave corría todo mareado y caía a cada rato.  

El maya arrancó una espina de rama y buscó al Tunkuluchú, cuando lo encontró le pico las patas. Aunque el pájaro levantaba las patas, las otras aves creían que le había dado por bailar y se rieron a mas no poder.

Fue hasta que el maya se durmió, lo dejó de molestar. La fiesta terminó las aves regresaban a sus nidos medio borrachos, algunas se carcajeaban al recordar el tremendo ridículo que hizo el Tunkuluchú. El pájaro sentía coraje y vergüenza al mismo tiempo pues ya nadie lo respetaría después de ese día. 

Decidió vengarse de la crueldad del hombre maya. Estuvo días enteros en la búsqueda del peor castigo; era tanto su rencor, que pensó que todos los hombres debían pagar por la ofensa que él había sufrido. Así, buscó en sí mismo alguna cualidad que le permitiera desquitarse y optó por usar su olfato. Luego, todas las noches al cementerio, hasta que aprendió a reconocer el olor de la muerte; eso era lo que necesitaba para su venganza. 

Desde ese momento, el Tunkuluchú se propuso anunciarle al maya cuando se acerca su hora final. Así, se para cerca de los lugares donde huele que pronto morirá alguien y canta muchas veces. Por eso dicen que cuando el Tunkuluchú canta, el hombre muere. Y no pudo escoger mejor desquite, pues su canto hace temblar de miedo a quien escucha lo escucha.

Autor: Elsy Alonzo

Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.

Fuentes de información

  1. www.yucatan.com.mx

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